Gestalt en la educación

Enseñar no es educar. Educar empieza por nosotros mismos.

He estado más de 13 años como profesora de Visual y Plástica en Secundaria, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. A partir de hacer el programa Sat de Claudio Naranjo, cambió en mí totalmente la manera de enseñar y de educar. El programa se inició con becas para profesores y con el lema de “Cambiar la educación para cambiar el mundo”.

La actitud del profesor es importante, recuerdo que la Gestalt básicamente es una actitud de profundización en ti misma.

La actitud es contagiosa, si estás amorosa delante de los alumnos, lo recibirán.

El alumno ha de notar que lo miras, que dices las cosas de otra manera, que se te nota que te importan las personas más que el departamento.
Desde esta visión humanista, el profesor puede encarnar los tres aspectos básicos de la Gestalt, presencia, consciencia y responsabilidad, incorporando las zonas negadas, las sensaciones, los tres centros: el mental, pienso; el emocional, siento; y el motor, noto. Con esta actitud e incorporando los tres centros, te alineas, te centras en el presente, en el aquí y ahora, y no en la neura. La conciencia, es donde pongas tú la atención, así verás una cosa u otra.

Es como las imágenes de Escher, las ilusiones ópticas. Como esa de la cara de la joven y la vieja, ambas están en el mismo dibujo, aunque verás una de las dos. En la conciencia hay elementos de los que somos conscientes y de otros elementos no lo seremos. Depende de las circunstancias, vemos diferente y lo que no podemos sostener, lo reprimimos, como los traumas, que no acceden a nuestra conciencia, cortando el dolor de esos contenidos que almacenaremos en el inconsciente y que aparecen en nuestros sueños, en la producción artística, la poesía y todos los medios que hablen con lenguaje metafórico

Los sueños hacen referencia a aspectos que no gestionamos bien y nos complican la vida, como inseguridades, aspectos de nuestra personalidad, etc.

Por ejemplo, cuando no puedes conectar con la tristeza, no puedes elaborar el duelo y te quedas congelado. Puede que con el tiempo, caigas en depresión.

Con niños, adolescentes y adultos, puedes trabajar los sueños.
En la conciencia y el inconsciente aparecen las resistencias, la dificultad para no recordar un sueño, por ejemplo. Y es que en la conciencia, es como si hubiera un guardia urbano que dice lo que puede pasar y lo que no puede pasar.

Al dormirte, se relaja tu aparato psíquico y donde se guardan estos contenidos, aparecerán grietas por donde se colaran los sueños, aprovechando el relax del guardia urbano.

Los sueños, no son explícitos, no hablan claro, para que el guardia urbano no se despierte, por que hacen referencia a aspectos que no gestionamos bien y nos complican la vida, como inseguridades, aspectos de nuestra personalidad, etc.
Son como el esfuerzo que hace la psique para llevar al consciente estos aspectos dificultosos y poder darnos cuenta de ellos.

En Gestalt se trabajan como Proyecciones. Todos los elementos que aparecen, son proyecciones de una misma cosa, todo tiene un contenido personal.

Con los más pequeños es más fácil trabajar con los sentidos: veo, huelo, escucho…jugar al veo-veo…después con lo que sentimos, por ejemplo decir, a lo mejor estáis tristes…

Cambiar la palabra CULPA por RESPONSABILIDAD, permite colocar bien los límites y dejar de sabotearte.

Con la responsabilidad, trabajar con lo que te ocurre a ti, que es tuyo, y asumir que en algún lugar de nosotros, nos montamos malos rollos, nos dificultamos. La culpa es una estrategia, un rollo que me cuento entre lo que hice y lo que tendría que haber hecho o también sirve para hacer sentir mal a alguien.

Cambiar la palabra CULPA por RESPONSABILIDAD, permite colocar bien los límites y dejar de sabotearte.

Todo lo anterior apunta a hacerme responsable de mi propia vida, me hago responsable de la clase que voy a dar y veré que puedo aprender de esto.

Tener confianza en la autorregulación, o como decía Claudio Naranjo, en el Tao, en la armonía del Universo. Las polaridades combinadas, el Yin y Yang, hacen que la vida fluya con los acontecimientos, o se atasque.

Remarco la importancia de una actitud relajada, lúdica y creativa.
Buscar un momento en el que notamos este “todo funciona”, eres uno más, una sensación compartida de que las cosas van y no porque se cumplan mis niveles de exigencia.

Es como un darse cuenta de que formamos parte de un océano, como gotitas, más que intentar dominarlo.

Cuando eres consciente de lo que te pasa a ti, como profesor/a, puedes funcionar como una caja de resonancia.

Los niños pequeños viven con el fluir de lo que va sucediendo en cada momento, jugando, jugando, se van encontrando.

Se me presentó la tarea de aprender a hacer menos y fluir más. Desarrollé, la escucha, del otro y de mi misma; busqué la quietud en algunos momentos, trabajé con la música, la Arterapia, trabajamos el no hacer a través de clases de silencio o buscamos un rato antes de salir del instituto.

Practiqué la Kinesiología educativa y el yoga en el aula, teatro y Psico-drama, trabajamos los sueños, los duelos, conflictos… y practicando la escucha activa, se van  tocando los temas que más preocupan a los adolescentes.

He aprendido mucho de mis alumnos durante todos los años que estuve como profesora, ya que han sido y siguen siendo, mis grandes maestros.

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